PORTUGAL INTENTA SOFOCAR UN FUEGO QUE HA QUEMADO EL FUTURO DE MUCHOS PUEBLOS
Los vecinos y las
autoridades que se han desplazado a la zona sospechan que el número de víctimas
mortales podría aumentar cuando los medios terrestres consigan acceder a las
numerosas alquerías por toda la zona.
AVELAR. Portugal sigue
luchando contra las llamas de un incendio forestal, el de Pedrógão Grande, que
ha acabado con la vida de al menos 63 personas, pero también con el futuro de
numerosas aldeas de la zona de la Sierra de Lousã y el Valle del Zezere, en el
centro del país.
Desde la sede del Comando
de Operaciones, instalado a primera hora de hoy en el pueblo de Avelar, a 40
kilómetros de Pedrógão Grande -epicentro de la tragedia-, los mandos de los
distintos operativos trabajan en dos direcciones.
Por un lado, sofocar cuanto
antes un incendio forestal que no deja de avanzar y que, de momento, cuenta con
al menos cinco focos activos que con el viento tiran con bastante intensidad.
Y por otro, dar cobijo y
toda la ayuda necesaria a las personas de los diferentes pueblos que han
perdido todo lo que tenían, incluido su hogar.
Por lo que respecta al
primer objetivo, con la incorporación de una quincena de medios aéreos y más de
un millar de bomberos en la zona de Pedrógão Grande, Protección Civil espera
controlar el fuego en las próximas horas y devolver así la tranquilidad a las
numerosas familias que viven desde el sábado mirando al cielo, empañado por las
columnas de humo.
“El fuego nos sorprendió a
todos y avanzó muy, muy rápido”, explica a Efe Fernando Lopes, de Villas de
Pedro, una aldea de sierra en la que viven 30 personas.
Una de sus vecinas,
Cesaltina Antunes, huyó con su hijo Eduardo y la mujer de éste en dirección al
siguiente pueblo más cercano. “Sin embargo, quedaron atrapados porque venía
otro frente de fuego”, lamenta Fernando Lopes, quien asegura que la pareja
murió, mientras que la madre está hospitalizada a causa de las heridas.
Penela, Gois, Alveriazere o
Cernache acogen los centros de Protección Civil ubicados en la zona afectada
por el incendio y que en la tarde de ayer fueron visitados por el presidente de
Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, para conocer de cerca cómo se están
desarrollando las labores de extinción y de auxilio a las víctimas.
En ese ámbito, el del
auxilio y acogida de los afectados, la Seguridad Social de Portugal ha
movilizado a 34 técnicos para prestar ayuda, además de apoyo psicológico.
Las historias de
supervivencia o de tragedia son muchas, como la de Marcos Santos, que se
encuentra en la aldea de Ervideira regando el perímetro de una casa rural de
sus padres que casi es devorada por las llamas.
“He perdido a seis amigos
con los que estudié en el colegio”, explicó a Efe Marcos Santos, que lamenta
cómo sus amigos -todos de unos 40 años- huían del fuego en la localidad de
Sarzedas de San Pedro y “fueron agarrados por las llamas”.
Coches, tractores, todo
tipo de maquinaria agrícola, furgonetas o camiones, todos totalmente
calcinados, forman parte desde el sábado por la noche de un paisaje desolador,
de muchos kilómetros, en los que sólo se ve naturaleza calcinada y rodeada por
el humo.
Los vecinos y las
autoridades que se han desplazado a la zona sospechan que el número de víctimas
mortales podría aumentar cuando los medios terrestres consigan acceder a las
numerosas alquerías repartidas por toda la zona de sierra de la comarca de
Pedrógão Grande.
De momento, los bomberos no
han podido llegar a esos lugares, por falta de garantías de seguridad, ya que
están localizados en laderas muy escarpadas.
Si como esperan la amenaza
de las llamas disminuye en las próximas horas, podrán avanzar y llegar a estas
poblaciones, en las que aún no saben lo que se van a encontrar.
Carlos García


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